Título: Príncipe de Armadura Blanca.
Autora: Athena Leciel.
Pareja: Haitsu.
Género: Romance y Amistad.
Advertencia: Sólo amistad. Además de eso, puede que tanga,
como puede que no tenga continuación.
Extensión: One-Shot.
Estado:
Terminado.
*~*~*
Príncipe de Armadura Blanca.
Tetsuya,
puedo decir que de tus dulces acciones me habría de enamorar.
Tetsuya,
pero no puedo decir que ya por ti he caído en amor, puesto a que no conozco más
allá de tu lindo nombre y tu amabilidad incomparable, tampoco me es permitido
amar a alguien más. Pero creo que eres como ése apuesto caballero o ése ilustre
príncipe de cuento de hadas, disfrazado de un hombre común y corriente.
¿Es
que acaso he encontrado un mago mítico sin notarlo y con su magia éste me
revistió de príncipe, con una elegante e invisible vestidura decorada de oro
puro y cristales imaginarios?
Tetsuya,
¿puedo saber más de ti?
Nunca
he creído en el amor de parejas y mucho menos si es a primera vista; pero puedo
creer que un cariño de amigos podría nacer entre un burgués bajo ropas de
plebeyo y un joven de pueblo revestido de príncipe.
No
pediré un costoso baile dentro de tu palacio que con músicos decore de romanticismo
el ambiente de ilusión, tampoco increíbles platillos preparados por las manos
más audaces de los cocineros con renombre, ya que no soy quien para ello. No
pediré nada sin tener derecho a, pero si algún día me fuera concedido algún
travieso deseo, ése sería saber un poco más de ti, apuesto caballero de tez
morena y armadura blanca; brillante sonrisa y voz profunda.
–Hideto.
Nunca
creí que un chico tan sano como yo podría enfermar, ¿quién lo diría? Ó… ¿quién
incluso lo pensaría alguna vez?
Y heme aquí, en espera de que esa odiosa y
patética enfermera venga a colocarme la vía en la vena, por medio de la cual
aplicarían el medicamento a mi persona. ¡Ah! Sí, me hallo en el hospital; seré
sometido a quimioterapias, ésta es la cuarta, de seis que habré de recibir.
Nunca me he quejado, bueno, sí. Pero no en
grandes cantidades y sólo a veces, hoy es uno de esos días. ¿Por qué esto no
puede acabarse y ya? ¡Ya quiero estar completamente sano!... ¡Oh! Ahí viene
alguien y para mi sorpresa es un enfermero, tiene consigo una pequeña canasta
de metal llena de todas esas agujas, adhesivos, algodones y alcohol. ¡Los odio!
Él empezó su labor.
Tomó la elástica y sin delicadeza la
amarró a mi brazo derecho. Antes de esa acción, yo le pedí que lo hiciera en mi
brazo izquierdo, pero no quiso escucharme y lo hizo como él lo decidió. El
amarre de la elástica era muy fuerte y de verdad me dolía.
–Oye…me
está doliendo– le hice saber, pero él rió, cosa que honestamente no me agradó.
–No duele, no seas tan poquito– yo lo miré
con mi ceño fruncido.
–¡Claro que me duele!– él seguía buscando
la aguja perfecta mientras ignoraba lo que le decía.
–Para que no digas nada, usaré la más
pequeña– refiriéndose al tamaño de la aguja. Yo para antes de ése momento ya
estaba tenso a causa de la elástica que estaba cortando la circulación de
sangre por mis venas y como producto final, palpitaba de manera insistente y
desesperante. En vista de que él no atendería a mis súplicas, decidí respirar
hondo y tratar de soportar el dolor. Pero parecía como si por cada bocanada de
aire que yo inhalaba, él más se tardaba y el dolor era más intenso.
Él limpió con el algodón untado en alcohol
la zona donde introduciría el pequeño objeto afilado; finalmente lo hizo,
perforó en mi antebrazo y dolió más que una patada en las nueces. Me tensé aún
más, mi respiración se cortó, con mucho esfuerzo intenté pensar en cosas
lindas, bellas y… ¡Al demonio, dolía terriblemente!
–¡Oye,
me duele mucho!– comencé a insistirle. Él no sentía lo que yo. ¿Cómo podría él
estar tan seguro de que de verdad no me dolía? Él como una bestia sólo movía el
artículo médico de un lado a otro dentro de mi vena y dolía… dolía mucho. Le
hice saber con desespero que la elástica aún prensada a mi brazo estaba
atormentando mi existencia, ésa presión me hacía sentir como si fuera a romper
mi brazo y no era nada agradable.
Él malhumorado quitó el tormento de mi
brazo. Mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas e ignorándolo me metí en mis
pensamientos, sólo alcancé a oír cuando él dijo: –“Está muy nervioso, así no
podré agarrarle la vía”– Yo apreté mis dientes, ¡desgraciado! ¡No eran nervios,
era tu bestialidad al tratar a un paciente como yo! Vi como esperó a que me
“calmara”, mientras él aguardaba atendiendo a otros pacientes en la sala de
quimioterapias. Minutos luego regresó para ponerme la vía intravenosa en el
brazo izquierdo. Con odiosidad me dijo:
–Ahora usaré la aguja grande–.
–¡Haz lo que te dé la gana– Le dije con
altanería. Él me miró y procedió a hacer lo que había hecho antes con mi otro
brazo, pero al parecer tuvo más cuidado. Yo lloraba en silencio, al tiempo que
escuchaba comentarios como: –“Él está nervioso” – ý –“él está asustado”–.
Apreté mis puños para contenerme, ellos daban los veredictos que creían y
aseguraban a ciencia cierta, cuando no, no estaba asustado y no, no estaba
nervioso. Estaba furioso, enojado. Quería que todo acabara, me sentía humillado
y débil. Comenzaron a pasar el suero con el fin de preparar mi vena para luego
aplicarme el medicamento correcto, su nombre era Mabtera.
Al principio la reacción que mi cuerpo
manifestaba al recibir el medicamento, era nauseas, fuertes nauseas y una
piquiña, incómoda que a su misma vez me ardía, la reacción duraba alrededor de
cinco minutos. Una vez superada esta parte dicha antes, el remedio químico me
producía sueño y yo me dormía, ya que normalmente éste era uno de los síntomas
en la mayor parte de los pacientes y no era algo que yo pudiera evitar, así que
poco a poco mis fuerzas se fueron debilitando y comencé a sentirme relajado,
sin darme cuenta me dormí profundamente. Aunque estaba relajado, era algo
incómodo; yo odiaba dormir con luces encendidas y por ser una sala de quimioterapias,
no podían apagarlas.
Pero antes de entregarme a los brazos de
Morfeo pedí llamaran a mi hermano menor y me dirigí a él cuando estuvo ya a mi
lado.
–Gackt… pásame ésa sábana, muero de frío–
dije ya casi sin fuerzas y muy adormilado. Él fue hasta donde yo señalé con mi
dedo y la trajo consigo, me cubrió y lo último que sentí, fue un beso en mi
cabeza, seguida de una suave caricia. Puedo jurar que sonrió al hacerlo, a
pesar de que no le vi la cara, ya que mis ojos estaban cerrados.
Entonces me dormí por fin, de tanto en
tanto me despertaba, me movía buscando acomodo. También en varias de ésas
ocasiones me encontraba con la mirada del enfermero observándome, yo sólo lo
ignoraba y continuaba tratando de dormir lo cual lograba hacer sin mucho
esfuerzo. En otras oportunidades sentía incomodidad gracias a las voces de las
otras personas cuando hablaban o en su defecto, la bulla intolerable que el
televisor emitía, sí había un televisor y nadie le prestaba atención, pero aún
así, estaba encendido. Trataba de seguir durmiendo y pues, sí, lo hacía de
nuevo.
Cuando desperté de nuevo, vi al enfermero
cambiando parte de mi medicamento.
–¿Cuánto falta?– pregunté semidormido.
–Esto es suero, es para lavarte la vena y
luego podrás irte–.
–Uh…– dije, frotándome los ojos –¿Podrías
llamar a mi hermano?– pregunté y él asintió. Lo observé dirigirse a la puerta,
abrirla y lo llamó. Gackt vino sin pensarlo dos veces a donde yo estaba.
–¿Te encuentras bien?– preguntó
acariciando mi cabeza, yo asentí.
–Quiero ir al baño– admití, mirándolo a
los ojos. Él me ayudó a llegar hasta el
baño, lo usé con su ayuda. Estaba aún bajo los efectos de la Mabtera. En
un momento, él dulcemente mi miró.
–Vino a verte el enfermero que estuvo en
tu habitación cuando estabas hospitalizado– lo observé con un poco de asombro.
–¿De verdad? Pero yo estaba dormido– no lo
creía.
–Sí, hasta acomodó tu sábana– lo miré
confundido.
–¿Cómo así que acomodó mi sábana?–
pregunté, algo en mi quería saberlo. Gackt rió por lo bajito y con gusto aclaró
mi confusión.
–La
manta con la que estabas arropado, estaba en el piso. Él la tomó y la acomodó
para cubrirte del frío– sus palabras me llevaron a imaginar la escena y pude
sentir mis mejillas arder.
Salimos del baño y tomamos las hojas con
instrucciones escritas en ellas, ya selladas que las delataban como oficiales y
reales, aquellas que él médico nos dejó. Una vez el enfermero me quitara el
adhesivo y la vía de mi brazo, dejamos la sala de quimioterapias. Me senté en
la sala de espera, debía aguardar hasta que un amigo de mi hermano viniera por
nosotros, Ken. Quien siempre nos acompañaba. Mi hermano menor fue a avisarle
mientras yo los esperaba sentado.
Aún me sentía débil y con mucho sueño, tal
vez la medicina permanecía haciendo efecto. Como les comenté antes, siempre me
daba sueño así que pegué mi almohada a mi pecho, lo suficientemente alta para
poder sostener mi cabeza y seguir durmiendo hasta que Gackt llegara con Ken.
Giré mi vista hacia el lado derecho del
pasillo donde me encontraba y lo vi, vi al enfermero, intentando dar o tomar
algo de uno de los laboratorios. No estaba seguro, no alcanzaba a ver con
claridad. Él estaba en la puerta esperando.
–Tetsuya... – susurré.
Me quedé observándolo, parecía que no se
había percatado de mi presencia. Quería saludarlo y darle las gracias, pero no
sentía fuerzas para ir hasta donde él se hallaba. Él sonreía de la manera más
linda, estoy seguro de que mi mirada era intensa. Él entró por la misma puerta
y ya no le vi más. Mi hermano llegó, yo quería con ansias que él saliera para
verlo, verlo tan solo una vez más.
–Hyde, nos vamos– era la voz de mi hermano
–Ken, ayúdalo– dijo. Me sentí un poco sin fuerzas, con ayuda de Ken yo logré
llegar a planta baja, me era dificultoso por razones antes dichas, además de
que ahora estaba un poco mareado. Llegamos al aparcadero, donde estaba el auto
de Ken en espera por nosotros, subimos a él y regresamos a nuestra casa.
En el auto de Ken comencé a recordar las
palabras que Gackt me había dicho cuando llegamos a casa el día que por fin me
habían dado de alta y me dejaron retornar a mi hogar.
“Yo
creo que él gusta de ti” fueron las palabras de mi hermano. Yo le pregunté
por qué razón él creía eso y él me respondió: “Él muchas veces se asomó en tu habitación, pero tú no te diste cuenta.
Además de qué… ¿no recuerdas como te
trató la noche antes de venirnos?”. Ésa pregunta me llevó a recordar el
momento.
Eran casi las ocho de la noche y estaba pensando en lo mucho que quería regresar
a casa con Sakura, mi perrita y mi hermano, claro; cuando miré a la puerta y vi
a un enfermero, él guió su vista hacia el espacio donde yo me hallaba y me
miró, por mi parte le sonreí y él correspondió mi sonrisa, con otra más
brillante que la mía. Posteriormente le saludé con mi mano y él se acercó a la
entrada manteniendo la distancia.
–Hola–
saludé cortésmente.
–Hola,
¿cómo estás?– respondió preguntándome.
–Bien
¿y tú?– yo estaba comiendo un dulce hecho por mi tía.
–Feliz,
mañana podré regresar a mi casa– él sonrió.
–Que
agradable oír eso– sonrió una vez más, con ésa lúcida sonrisa.
–Pasa,
yo no como humanos– lo invité a adentrarse al lugar con un toque de humor. Él
rio y entró acercándose un poco más, aun manteniendo la distancia. Entonces le
ofrecí un poco de lo que yo estaba ingiriendo pero él lo rechazó con cortesía –No
está envenenado o algo así, pero si no quieres ¡más para mi!– le dije,
manteniendo el humor en mis palabras, él reventó a carcajearse y yo sonreí
complacido de verlo así. Tuvimos una cómoda conversación, hablamos acerca de su
edad, en cual área del hospital ejercía su carrera y sobre muchas otras cosas,
entre esas, me dijo su nombre; en ese momento recordé que dentro de la pequeña
nevera que estaba en mi habitación había una manzana, que una amiga me había
llevado en una de sus visitas, ésa fruta quise ofrecérsela. Me levanté
dirigiéndome a la despensa, él sólo siguió mi silueta moverse con su vista.
Bajé mi cuerpo hasta quedarme en cuclillas para estar a la altura del
pequeño electrodoméstico y tener un acceso más cómodo a éste, saqué la manzana y
noté que estaba fría. Con alegría en mi rostro me levanté y giré sobre mi
propio eje para estar de frente al enfermero, ya que antes mientras buscaba el
fruto estuve dándole la espalda. Al girar, por error me mareé y caí; en un acto
rápido él se acercó a mi y me sostuvo, impidiendo que cayera y que posiblemente
me propinara un golpe, que por consiguiente me lastimara y para mi desgracia,
me impidiera el retorno tan anhelado a casa que al fin había obtenido. A causa dé
la impresión del momento, dejé caer la manzana que rodó hasta chocar con los
pies de alguien.
–¿Estás
bien?– me preguntó.
–S-si…– me sentí nervioso. Él me ayudó a
incorporarme y en ése momento vi a mi hermano elevar su cuerpo con el fruto en
una de sus manos.
–¿Qué
pasó?– preguntó serio y preocupado. Lo miré y respondí lo antes posible para
calmar su asustado estado.
–Casi
me caigo, pero por fortuna Tetsuya me sostuvo– vi su cara de alivio.
–Oh…
Hola, soy Ogawa Tetsuya– extendió su mano.
–Soy
Satoru, pero todos me llaman Gackt– respondió el cortés saludo.
–Es
un placer– agregó.
–Soy
su hermano menor, bueno, hermanastro menor– lo fulminé con la mirada ante su
acotación, él sabía que odiaba que dijera eso. Aunque fuera real, para mi él
era de mi sangre. –Gracias por cuidar de él mientras no estaba–.
–No
tienes nada que agradecer– sinceró. Satoru sólo sonrió y se acercó a mí, me
ayudó a regresar a la cama.
–La
doctora ha dicho que mañana nos entregará la orden firmada y sellada que indica
tenemos la libertad de irnos sin ningún problema. Además, me dijo también que
nos daría las órdenes de cuando deberán aplicarte el medicamento– informó. Yo
estuve en estado neutro, no sabía por qué. La voz de Tetsuya me sacó de mi
ensimismamiento.
–Oye
Hideto– me llamó –mañana trataré de venir a verte antes de que te vayas. Por
ahora debo regresar al trabajo– aseguró.
–Está
bien, gracias por tu compañía. Cuídate ¿si?– le pedí despidiéndome.
–Lo
haré, tú igual– me pidió. Sin más tiempo que perder, él se fue y Gackt me miró
extrañado, seguimos hablado y me di cuenta de que no le entregué la manzana,
estaba sobre la nevera, justo donde mi hermano la había dejado antes de
ayudarme a regresar a la cama.
Al día siguiente, teniendo todas nuestras cosas listas para partir y sin
ganas de regresar al centro médico; tal cual Tetsuya lo había prometido, había
ido a verme. A despedirse, quizás nunca más nos viéramos. Me dijo que había
sido un placer conocerme y que esperaba me recuperara del todo. Tomé la manzana
que aún estaba donde había sido situada la noche anterior y se la entregué, le
dije que la aceptara, que era de agradecimiento y porque me agradó conocerlo
también. Él la tomó y regresó al trabajo. Yo y mi hermano regresamos a casa con
Sakura.
Honestamente me parecía una persona muy
agradable. Era apuesto, amable y simpático. Pero aunque su atención conmigo ésa
noche y al día siguiente se prestaría para que le gustase, que por si fuera
poco él recordaba haberme visto llegar en silla de ruedas cuando me
transfirieron desde emergencia hasta el piso séptimo; por su manera de tratarme
y todo eso. No lo creo, es decir ¿era gay? No sólo eso, de serlo, seguramente
tenía a alguien en su vida. Siendo él así, lo más lógico es que esté con
alguien, además de que tenía buen porte y una persona así, no estaría sola.
Sólo espero volverlo a ver algún día y
agradecerle. Al menos quisiera tener una amistad con él, él era como un
príncipe para mi. Un príncipe de armadura blanca.
*~*Fin*~*
Krumita~ Lo prometido es deuda. Lamento haberme tardado tanto en leer tu fic. Justo hoy lo terminaré como ésa. ;A;
Espero que les guste éste Haitsu fuera de lo común.
Lamento de verdad si no hay un romance como todas esperaría, pero la idea principal está basada en hechos reales. Y aunque muchas otras cosas son sólo situaciones agregadas, no quise cambiar la esencia de la realidad, por éso es que es posible que tenga, como puede que no tenga continuación.
Bye, Bye~
Athena LeCiel los ama~ <3
Lamento de verdad si no hay un romance como todas esperaría, pero la idea principal está basada en hechos reales. Y aunque muchas otras cosas son sólo situaciones agregadas, no quise cambiar la esencia de la realidad, por éso es que es posible que tenga, como puede que no tenga continuación.
Bye, Bye~
Athena LeCiel los ama~ <3
Que profundo ... Fue tan najskdhshdsd hay sentimientos y ksjdskjd de todo un poco, me encanto y a la vez fue triste por lo de la enfermedad .. Por un momento pude imaginarme todo lo que sentía, me encanto <3
ResponderEliminarBy: Erlimar C:
creí que te había comentado 8(... pero bueno Neirita...
ResponderEliminarmuchísimas gracias, claro que me encantó y si... cuando lo comencé a leer, se me hizo algo familiar la historia... me la contaste ¿recuerdas?
y aunque no tenga romance, fue demasiado tierno y lindo, me encanto mucho!
Muchas gracias neirita linda (:!!!
;w; tus fics siempre me encantan! en serio amo la manera en cómo escribes y como expresas con tanto detalle toda la historia <3
ResponderEliminarMi escritora de fics favorita sin duda! >u<
atte: Tu dongsaeng :3
Dicen que los comentarios son el mejor regalo que un escritor puede recibir. pues soy una bruta que tiene problemas con esto de los comentarios a tus fics, juro que eh querido comentar hace un millón de siglos *excusas excusas* y aunque te exprese por twitter o por otros medios que me encantan tus historias pensé que lo mas indicado era esmerarme y aprender a comentar!! y yup!! aquí estoy al fin luego de muuuchos tiempo comentare, algo que definitivamente are mas a menudo. confesare que aunque antes solo le mangas yaoi tu fic fue el primero de este genero y mencanto. las tramas son distintas las unas de las otras, amistad, romance, misterio y asta violencia eso es versatilidad y si que me encanta!!! ánimos unnie!! se despide tu fan que amenaza el acoso.
ResponderEliminarAaaw Al fin! No soy la única a la que le cuesta comentar xD
EliminarCreo yo solo comento sus fanfics, también me encantan... Ademas sé lo mucho que aprecia los comentarios y creo que es lo mínimo que puedo hacer por poder leer todas las diferentes historias que crea :D
asdasdasdasd Nº1 casi que me hago aguas T.T no pude, enserio no pude... imaginarme la hitoria con hydeto D: siempre fuisteis vos la protagonista... aun lloro... si!! estoy llorando!! porque eres una persona llena de fortaleza D: pasas por todo eso y no te derrumbas D:
ResponderEliminarcon respecto a la historia, no tengo nada que decir, puesto que no hay mejor historia que la propia; el estilo de narración, diálogos... esta muy bien, todo se entiende perfectamente, aunque creo que vi dos letras movidas xD pero es es lo de menos *u* me gusto mucho, aunque quedo, como no quedo, inconcluso, puesto que es un one shot, es mas como, la pagina de un diario, que una historia en sí, pero realmente me gusto *u* porque es parte de vos....
te quiero hermosa, sigue escribiendo tan bien, besos *3*
Gracias Moe...
EliminarNunca quise que se notara a leguas que eso fue un hecho que viví, pero supongo que de mis amigos cercanos y mis hermanos, eso será algo que no podré ocultar nunca.
Pero gracias boba~
Pronto tendré tu one-shot listo. Me esforzaré estas navidades.
*3*
<3
Hooolis! De nuevo xD
ResponderEliminarMe encanto... Y yo también reconozco esa historia :3
Creo que si habrá continuación... Lo preciento ;)
PD: TERMINA El prisionero de la bestia & Así empezó todo.!!!! Porfavorsito?? *3*
Me encantó ^^ <3. Sigue así hija, eres muy buena :3
ResponderEliminarpor que teneii que ser tan descriptiva, sufrí con la aguja verta xD excelente, me encanto el final jeje que lo viera como un principe, que ingenioso eres la mejor.. by movi
ResponderEliminaryjytjytutkut
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