Primero que nada, Feliz año nuevo~ :3 Espero la hayan pasado muy bien con sus seres queridos. Segundo que nada, les traigo el primer cap de ésta fanfic un poco ramdom, espero les guste y tercero, prontamente les traigo un Yunjae~ :3 Ahora sí, a leer~ :3
Capítulo 1
Tan Común.
Tan Común.
Las clases transcurrían como en
cualquier otra secundaria de Kyoto; Japón. Una secundaría tranquila como todas
las demás, con sus buenos, regulares y malos alumnos; alumnos que tienen
acomodo si sus padres y sus maestros pusiesen un poco más de su empeño.
Pero siendo una de las secundarias más antiguas y más grandes del estado, abarcando una cantidad de dos mil alumnos, uno con una personalidad distinta; quizás no es tan fácil y la culpa recaiga más en la correcta atención de los padres.
Lugar sagrado de muchos de ellos para sus experiencias diarias.
Pero siendo una de las secundarias más antiguas y más grandes del estado, abarcando una cantidad de dos mil alumnos, uno con una personalidad distinta; quizás no es tan fácil y la culpa recaiga más en la correcta atención de los padres.
Lugar sagrado de muchos de ellos para sus experiencias diarias.
Y al ser un día común como
cualquier otro Yukihiro Awaji, un chico de 16 años se encontraba sentado en su
puesto como todos los días, observando el patio de la escuela ya que su asiento
pegaba justo al de la ventana. Suspirando, sus padres de nuevo le habían
pillado tocando la guitarra sin ser fin de semana, y al ser apenas martes, lo
que restaba de semana no tendría postres de chocolate y por si fuera poco, no
tendría ni batería, ni guitarra el fin de semana.
–¡¡OHAEYOUUU!! – Se escuchó la
puerta del aula deslizarse a toda velocidad y una figura conocida por todos
atravesándola tan escandalosamente como siempre. Ese era Kishi Enomoto, el
mejor amigo de Yukihiro Awaji, de 16 años al igual que el último nombrado –Neee
Yukkiee~ – llamó con un puchero en reclamo ya que ese “¡ohaeyou!” más que para cualquiera, era para
él. Yukihiro por ser el delegado del salón, debía
estar más temprano que todos y era algo muy sabido para todos, que llegase
quien llegase, siempre estaría Yukihiro de primero en el salón –Ne Yukihiro
¿por qué no respondes a mi saludo? – preguntó mientras se sentaba justo detrás
de él.
–Eno, ¿por qué simplemente no
puedes llagar y saludar como todos los demás? – inquirió con desánimo.
–Yukkie, eso le quitaría lo encantador
y además, es tan común. –respondió con una sonrisa muy expresiva en su rostro,
como su extrovertida personalidad. –Yukkie… te noto desganado… ¿te encuentras
bien? –indagó en él; tomando en cuenta una cantidad de tiempo específica de esa
“conversación” llevaban quizás un minuto y medio y Yuki había suspirado tres
veces. Kishi sabía que algo andaba mal.
–Sí… Es sólo que mis padres me
agarraron tocando la guitarra de nuevo y me han quitado los postres de
chocolates por el resto de la semana y éste fin de semana, no podré tocar ni la
batería; ni la guitarra, sino hasta la próxima semana– explicó entristecido,
sus padres eran muy estrictos.
–Oh, Yukkie, cuanto lo siento, –la
verdad era una pena, teniendo presente que la pasión más grande del muchacho
era la música. Pero sus padres, querían que él fuese maestro de matemáticas. –Si
quieres ven ésta semana a mi casa y tocas con mi guitarra. –le aconsejó muy
feliz, muchas veces fingían tener más tarea de lo normal sólo para pasar más
tiempo tocando.
–Si pudiera, pero me prohibieron
las salidas ésta semana también– suspiró luego de decir eso, a todas éstas,
Yukkie no lo había mirado una sola vez. Sólo observaba a través de la ventana.
Enomoto sintió curiosidad y trató lo más que pudo de llevar su vista al mismo
sitio que Yukke y lo que aparentemente logró ver, fue a los chicos más amados
por todos en la secundaria Natsu no Yuutsu. Sí, esos mismos, los populares que
se aprovechaban de eso para perder el tiempo.
Suspiro una vez más y entro el profesor de biología.
Las primeras clases transcurrieron
igual de aburridas y normales que siempre. Y la hora
del almuerzo llegó y todos salieron.
–Ne Yukkie, cuando te levanten el
castigo ¿puedes venir a mi casa a jugar video-juegos? –preguntó, algo entusiasmado –¡tengo un video-juego
nuevo, y quiero jugarlo contigo!– comentaba, mientras llegaban al comedor,
donde un gran bullicio y el desorden eran normales, pero aturdía a muchos que
preferían el silencio.
–Sí, sólo le diré a mis padres que
debemos hacer un trabajo y que tu madre nos dijo que podríamos ir a tu casa–
Yukkie parecía un robot, programado para decir todo con desgano.
–¡Yukkie! ¡Deberías intentar
animarte un poco más a menudo!– comenzó a reprocharle de nuevo Enomoto, siempre
lo hacía y eso se debía a que Yukkie es tan serio. –Siempre eres tan serio
Yukkie– Le reprochaba mientras caminaba al lado de su mejor amigo.
–Eno, todo es tan común ¿para qué
hacerlo? – le respondió muy tranquilo, era la respuesta de siempre.
Ambos siguieron caminando su curso.
–¡¡Yukkiee!! – Enomoto gritando,
comida esparcida por todos lados y un Yukkie en el piso.
–¡Toma eso, sabelotodo! – se
escuchó de entre la bulla de todo el lugar. –¡Sí, toma eso, sabelotodo! –se
escuchaban de muchos lugares.
–Yukkie, ¿estás bien? – Enomoto muy
preocupado por su amigo –¡¡Oye tu!! ¿Por qué no te metes con tu abuela, eh?!! –
gritándole a sabrá Dios quien, porque ni siquiera sabía quién había agredido a
su amigo sin razón aparente más que “envidia”. – ¡Idiotas! – mientras comenzaba
a insultarlos Yukkie comenzó a levantarse y entonces alguien más apareció.
–¿Así que tú eres el defensor de
los ñoños? –dijo irónicamente, mientras
las carcajadas de los demás se escuchaban por doquier y la más intensa era su
risa sarcástica.
¿Quiénes más tenían que ser? ¡Sino
el grupo de los populares!
– ¿Quién te
crees que eres? ¿eh? No eres más que un pedazo de ególatra y engreído que sólo
por ser part...– Y no pudo continuar ya que alguien le haló tan fuerte que al
menos la mitad del camino, para llegar de vuelta a la entrada/salida del
comedor, lucho por mantenerse estable.
–¡Yukkie!, ¡Yukkie! ¿por qué me
halaste, eh? ¿Qué no ves que quería partirle la cara en mil pedazos al idiota
ese? – Aparte de extravagante, era un fosforito. Ya que con cualquier cosa,
avivarías su mal carácter.
Pero Yukihiro sólo seguía en
silencio, arrastrándolo por todo el pasillo directo al baño.
–¡Demonios Yukkie, sólo di algo! –
comenzaba a frustrarse, impaciente el chico.
–Sólo ayúdame a limpiarme para poder
ir a comer, muero de hambre– dijo tan tranquilo. Ya encontrándose en el baño
que no se encontraba muy lejos del cafetín.
–¡DEMONIIOS YUKIHIRO, TU SI QUE ME
FRUSTRAS! – alzó la voz. Y es que era verdad (según Kishi). Ésta era la tercera vez en dos semanas que se
metían con él por ser el “sabelotodo” de toda la secundaría y él sólo que
quedaba callado ante sus insultos.
–Ya te dije, no tendré la reacción
que ellos quieren que tenga –respondió, mientras trataban de limpiar esa
extraña salsa para pastas que se ofrecía en el menú de hoy del cafetín.
Díez minutos después, cuando la
mancha salió casi por completo de la blanca camisa del uniforme, salieron para
ir a comer; pero no, ésta vez no fueron a la cafetería, sino que fueron a la
parte más alta de los edificios del liceo, siempre era tan fresco y tranquilo.
–Aahhf~ – suspiró Yukihiro – ¿No te
parece que aquí es un buen lugar para relajarse? – comentó contento, siempre
amaba estar en la terraza del liceo, ya que nunca había nadie; era silencioso y
fresco. Era casi íntimo.
–Si, sí; lo es– dijo casi sin
ánimos, aún seguía enojado porque Yukkie no dejó defenderse y él tampoco lo
había hecho.
Comieron en silencio, hoy no había
mucho que decir. Quizás ambos estaban un poco incómodos por lo ocurrido. Incómodos
ellos, no su estómago, ni apetito. Ambos devoraban su comida como si ellos
fuesen alguna especie de caníbales. Pasados unos pocos minutos Yukkie habló
tragando con dificultad para hacerlo.
–Uhm… Come eso rápido, debo llegar
pronto al salón– advirtió, como delegado debía ser el primero y observar que
todos entrasen a las siguientes clases.
–¡Yukkki! – reprochando con la boca
llena de comida –¡no puedes hacerme esto! – tragando con dificultad se le
abalanzó encima –¡tú tienes que dejar de ser delegado! – reclamó y fueron
sorprendidos al escuchar un terrible portazo.
–Así que aquí estaban, ¿no?– Una
muchacha de muy hermosa de lisos cabellos se adentró al lugar posando su cuerpo
justo en medio de ambos chicos. –¿Estaban acaso escondiéndose de mí, eh? – preguntó,
con notorio enojo. Yukkie incomodo por la cercanía de la muchacha quien, muy
molestosa había posicionado un brazo alrededor del cuello de Yukkie y el otro
alrededor del cuello de Kishi.
–Eh… Megumi estás robando nuestro
espacio personal…–comentó Yukkie, mientras que Kishi sólo giraba su vista hacia
otro lugar –A-además… –intentó decir algo cuando, sintió un pellizco en su
cuello por parte de la linda chica.
–¿Qué ocurrió en la cafetería? –preguntó
muy preocupada y aunque, sin temor de disimular; enfado ya que, a propósito
empujó a Kishi contra el piso.
Yukkie sólo pudo ver a Enomoto caer
poco a poco mientras la ya no tan hermosa pero si fúrica chica invadía aún más
el espacio personal de Yukihiro haciéndolo sentir nervioso. –Yukkie, me debes
una expl... –no puedo terminar su frase y ¿adivinen por qué?
–¡¡Ahhh!! ¡¡Megumi, ésta no te la
perdonoooo!! –Gritó Kishi abalanzándose contra ella y desplomándola sobre el
piso, ella con “dulzura” respondía sus ataques.
En lo que ése par de niños se
agredían aprovechó de escapar, y sí, era literalmente escapar.
Salió de la terraza; cruzando las
escaleras que daban a la planta tercera de la institución, sin querer y sin
tampoco saber cómo, puso un pie en falso y cayó, para su sorpresa no sintió
ningún golpe ya que por gracia del destino, cayó sobre alguien. Sí, gracia del
destino para joderle el día -otra vez- hubiera caído justo sobre ÉL.
–Lo siento– se levantó de pronto,
hizo una venia e intentó continuar, si, intentó continuar con su paso ya que él
lo había tomado de un brazo y fustigó, sí, como si se tratara de un animal; a
yuki contra la pared más cercana.
De los labios de Yuki sólo se
escuchó un casi inaudible quejido.
– Así que aquí es donde te escondes.
– no fue una pregunta, sino una afirmación llena de sorna y burla. Yukihiro lo
miraba perplejo sin entender por qué razón él hacía eso. –¿Te comieron la
lengua los ratones? – preguntó; al parecer su amiga la ironía no lo desamparaba.
–
Déjame, por favor. – fue un pedido pasivo, pero tampoco una súplica. Fue
una petición normal, una que haces cuando estás un poco desconcertado.
– ¿Qué te deje? – preguntó
haciéndose el muy idiota – ¿Sabes que tuve que calarme el mal humor de mi amigo
cuando te fuiste de la cafetería? –como si a Yukihiro realmente fuese a
importarle eso.
– ¿Y qué demonios tengo yo que ver
en eso? – Preguntó malhumorado Yukkie, quien aún estaba siendo presionado
contra la pared por esa bestia.
–¿Qué “qué tienes que ver”? –volvió
a preguntar como si de un idiota se tratara, bueno, no estaba muy lejos de la
realidad –Si te hubieses quedado, yo no hubiese cargado con su estado de ánimo.
–
–No es mi culpa que no hagan nada
más que holgazanear todo el día solo por creerse superiores a los demás.– ¿Ese
había sido Yukihiro Awaji? Pues sí, había sido él, estaba comenzando a
exasperarse.
–Wow, vaya que nos conoces,
Yukihiro– espetó con molestia. El nombrado alzó la vista para encontrarse con
la burlona mirada de su agresor, con impresión acumulada en su persona,
dejándola escapar por sus ojos abiertos como platos.
–¿Cómo sabes mi nombre? –preguntó,
sin poder ocultar su impresión.
–La pregunta es: ¿Quién no lo
sabría? –dijo con obviedad, obviedad no muy notoria para Yukkie.
–No te entiendo– dijo, sin cuidado
alguno y de pronto sintió como esa presión que lo obligaba a estar pegado a la
pared aligeraba. Y fue entonces cuando vio a la persona que antes lo agredía
desparramado en el piso, a Kishi muy enojado y a Megumi preguntarle “¿Te
encuentras bien? ¿Qué ocurrió?”.
–¡¡Acércate de nuevo a mi amigo y te dejaré sin rostro!! –advirtió
con furia a flor de piel.
–Uyy sí, mira como estoy de
asustado– vuelvo y repito, su mejor amiga parecía ser la ironía y su amante el
sarcasmo– ¿por qué no dejas a tu amiguito defenderse solo? –preguntó, mientras
se levantaba.
–¿Por qué no dejas de meterte con
él? –se puso rígido, dispuesto a lanzar otro golpe si era necesario, en serio
que Enomoto no soportaba a esos engreídos de pacotilla.
–¿Y por qué no me dejas a MI, decidir
si meterme o no más con él? – preguntó, como todo niño rico lo hace cuando cree
que el mundo le pertenece. Se acercó hasta quedar demasiado cerca de Enomoto
para provocarle y una vez más Yukkie lo detuvo.
–¡Basta!– se atravesó en medio de
los dos –Por favor, ya déjanos en paz, nosotros no hacemos nada
para molestarlos– dijo, tranquilo como siempre, mientras hacía que Enomoto
diese unos pasos atrás.
–¡¡Típico de la gente pobre!!–
gritó una voz proveniente de una persona que antes no estaba presente. Que con
su comentario sólo hizo enfurecer más a Enomoto, confundir a Yukkie y a
atemorizar a Megumi, quien sabía que Enomoto reventaría una vez más.
–¡Hyde!– exclamó el chico que para
ahora ha sido alguien anónimo. –Hyde, deja que lo haga a mi manera ¿si? –fue
una súplica autoritaria. Era algo extraño.
–¡Eno!–gritó Yukihiro al verlo
como se abalanzaba sobre ese fulano Hyde para golpearlo, logrando su cometido
en el trayecto. Yukkie fue tras él para intentar detenerlo, siendo deseos
nulos. La persona que había iniciado todo lo haló de nuevo y lo lanzó para
azotarlo contra la pared por una segunda vez.
–¡Yukkie!– gritó la muchacha
asustada. Ella no entendía que tenían esos chicos populares con sus dos amigos.
–¡¡Basta, basta por favor!! – gritaba asustada, llamando la atención de las
personas que para unos instantes antes de eso, no había nadie más que ellos.
Ella se acercó al muchacho de un
curso mayor al de ellos, pero Yukkie le gritó que se detuviera y que regresara
a donde estaba.
Era interesante la situación, los
chicos más populares del instituto agrediendo a los más invisibles sin razón
aparente más que como lo llamaría Enomoto: “Envidia”. La pregunta era: ¿Envidia
de qué?. Continuando con el momento bizarro, la muchacha solo se quedaba ahí al
borde del llanto como una tonta.
–¡¡BASTA!! –gritó un profesor
mientras separaba a Enomoto de Hyde y otro un poco más joven, separaba al más
alto de Yukihiro. –¿Qué ocurrió aquí? – preguntó el mayor de los dos
profesores.
–¡¡Ellos empezaron todo!! –gritó
Enomoto al borde del colapso por el enojo.
–¡¡No es cierto!! – gritó Hyde,
quien se hizo el agredido el muy mal nacido. Según los pensamientos de Enomoto
era un mal nacido.
–¡Si lo es! – dijo, poniéndose de
nuevo frente a él, queriendo iniciar otra pelea, pero fue detenido por el
profesor más joven. Mientras tanto Yukkie, Megumi y el otro muchacho popular permanecían
en silencio.
–Creo que eso lo arreglarán con el
prefecto–dijo, sin remedio y con obstinación. Profesor viejo al fin.
–Oh, no. –dijo con preocupación
Yukihiro, preocupación que no pasó desapercibida para los dos acompañantes –uhf~–
dejó escapar su fuerte suspiro.
Camino a la oficina del director
Yukkie sólo pensaba en lo que le diría a sus padres. Sin guitarra; ni batería,
tampoco salidas y ahora, unos idiotas que sin saber porque, lo agredían y por
si fuera poco, ir a la oficina del director.
–Yukkie– susurró Megumi, que hasta ella resultó implicada en todo, sin siquiera saber que ocurría –Ne Yukkie, no te preocupes, no creo que tus padres vayan a enterarse, es la primera amonestación que tienes desde que eras un niño– dijo sin mucho cuidado, ella sabía cómo eran los padres de su amigo y esto no les gustaría a ellos.
–Yukkie– susurró Megumi, que hasta ella resultó implicada en todo, sin siquiera saber que ocurría –Ne Yukkie, no te preocupes, no creo que tus padres vayan a enterarse, es la primera amonestación que tienes desde que eras un niño– dijo sin mucho cuidado, ella sabía cómo eran los padres de su amigo y esto no les gustaría a ellos.
Una persona quien sería un extraño
sintió una especie de preocupación cuando escuchó a la muchacha decirle a su
amigo “no te preocupes, no creo que tus padres vayan a enterarse”.
Quizás fuese
reprendido.
–¿Y crees que no lo harán? –dijo
con tristeza evidente.
–Pero Yukkie, es la primera vez que
vienes, deben darte una oportunidad y…–fue detenida por su amigo Enomoto.
–Megu-chan tu ya conoces a sus padres. –dijo también preocupado.
–Megu-chan tu ya conoces a sus padres. –dijo también preocupado.
–Bueno, ya que más da, ya no será
una semana, sino dos. –dijo Yukkie refiriéndose a su castigo porque lo
agarraron tocando la guitarra. –Así que Eno, ese vídeo-juego deberá esperar–
trató de sonreír.
~*~KenKi in love~*~
–¡¡¿Yukihiro Awaji?!! –
impresionado preguntó el director. Debía ser un error, es el mejor estudiante
de toda la institución.
–Lo siento.– hizo una venia cabe
destacar que muy avergonzado.
–¡Yukkie! ¡tú no has hecho nada
malo, no debes disculparte! –el muy osado de Kishi espetó con enojo e
indignación de ver a su amigo de esa forma por culpa de dos idiotas envidiosos.
–¡¡Enomoto!! –fue reprendido por su
comentario.
–¿Y tú eres…? –preguntó a la
muchacha, quien era la primera vez que pisaba la oficina del director de ésta
manera.
–Soy Megumi Oishi– dijo, haciendo
una venida.
–Ohh ya veo, tú también eres una
buena estudiante. –dijo, al reconocer su nombre.
–¿Podrían explicar que ocurrió? –preguntó
muy tranquilo el señor Director.
Luego de la larga y extensa
explicación en la que sólo Hyde y Enomoto hablaban, mientras decían cosas que
no eran e intentaban desmentirlas y en la obvia no participación de tres de los
presentes el prefecto, al ser la primera vez de algunos de ellos allí, lo dejó
pasar, pero esperaba un mejor comportamiento la próxima vez.
–¿Viste? ¡Tus padres no lo
sabrán! –dijo Kishi abrazándolo por la espalda.
–Ne, Eno… –llamó– ¿podrías
algún día dejar de ser tan escandaloso? –le reprochó, ¿por qué siempre invadían
su espacio personal?
–¡¡Yukkie aburrido!! –acusó
sacándole la lengua, cual niño caprichoso.
~*~KenKi in love~*~
–¡¡Aaahhh~!!– una
hermosa joven lanzó un gran gritico expresando libertad– ah, al
fin ¡no más clases! –
–Si– dijo
Yuki sonriendo, estaba esperando a que todos se fuesen del salón para cerrarlo
y llevar las llaves a la sala de profesores– hoy había sido un día
pesado.
–Yukkie
¿estás bien? – preguntó la misma hermosa joven, acercándose a él, quien se encontraba
de pie terminando de guardar sus útiles escolares.
–Sí, es
sólo que aún estoy un poco incomodo por lo de esos chicos– dijo,
lo que más le extrañaba era la respuesta en pregunta que le había lanzado ese
chico popular “La pregunta sería: ¿Quién no te conoce?”
–Sí, esos
idiotas envidiosos, todo es porque obtuviste las mejores calificaciones de los
primeros exámenes otra vez Yukkie– comentó con desdén Kishi,
se acercó un poco más a Megumi y
Yukihiro – ¿Te vas con nosotros? – preguntó de manera normal,
como todo amigo pregunta las cosas.
–No– respondió
acongojado –recuerda que estoy castigado y además, debo esperar a que todos se
vayan– aclaró a Kishi, no era lindo estar castigado –¡Que fastidioso es estar castigado!– pensó –Váyanse
sin mí, los veo mañana– dijo, con una amable sonrisa como siempre,
Yukihiro era en serio un chico muy tranquilo y amigable (si eras su amigo) de
resto, era muy tímido.
–Pero
Yukkie…– refutó Megumi entristecida, pero Kishi la detuvo –bueno,
nos vemos mañana– se despidió dándole un dulce abrazo.
–Hasta
mañana Yukkie– se despidió Kishi, dándole una palmada en la
espalda.
–¡Hasta
mañana chicos, cuídense!– les devolvió la despedida más alegre que la
de ellos. Mientras ellos se fueron y los
demás terminaban de desocupar el aula fue a limpiar el pizarrón.
–Ahf~– suspiró
de cansancio, sus padres lo exasperaban. ¿Cómo esperaban ellos que él fuese
profesor de matemáticas cuando él ama la música? ¿Por qué ellos simplemente no
podían entenderlo?
–¡¡¿Qué demonios significa esto Yukihiro
Awaji?!!– gritó el padre de éste lanzándole
unos papeles en la cara.
–¡Padre, yo…– intentó explicar luego de ver esos papeles, pero la Sra. Kyoko Awaji,
madre de Yukihiro le impidió.
–¿Cómo es posible que nos hagas esto,
Yukihiro?– Yukihiro no pudo sentirse
peor al escuchar a su madre hablarle en ése todo tan horrible, el cual era lo
más similar a la decepción. De hecho, era la decepción por kilos.
–¡Madre yo no…!– intentó por segunda vez, pero el Sr. Takako
se lo impidió.
–¡¿Sabes lo que esto significa para nosotros?!– preguntó enfurecido. Dirigiendo hacia
Yukihiro una mira de furia total.
–Padre, ¡sólo escúchame! ¡Puedo explicarlo!– suplicaba, como si de un preso, gimiendo por
su libertad se tratara.
–¡¡¿Explicar qué?, ¿Qué has bajado tus
notas?!!– Sí, todo ése alboroto
porque Yukihiro bajó sus notas en tres materias; matemática, inglés y
literatura. Mientras que todas las demás con muy buenas notas y por sobre todo,
música.
–¡Padre, no ha sido mi intensión, yo sólo…!– fue frenado por tercera vez. ¿Qué aquí no
existe libertad de expresión?. Pues no.
–¡¡Tú sólo has estado perdiendo tu tiempo
tocando esa música, ¿no es así?!!– Afirmó de manera ruda. –¡¡A partir de ahora, sólo tocarás los fines de semanas, sólo si no
tienes actividades que hacer!! – aseguró de manera severa.
–¡¡¿Por qué me hacen esto?!!– Yukihiro, al escuchar la sentencia de su
padre sintió que su mundo se venía abajo, su mundo era la música y estaba arrebatándoselo;
para él era como si le quitaran un miembro más de su cuerpo. –¡¡¿Qué no he sido siempre el mejor en todo?!!– comenzó a gritar, la sala de la “familia
feliz Awaji”, se llenaba de gritos desesperados.
–¡¡No me levantes la voz, jovencito!!– advirtió el Sr. Takako, consiguiendo de ésta
manera alterar más a su adolescente hijo, quien como todo joven a su edad,
sufre de problemas hormonales y uno de ellos era el “Soy el todopoderoso” y la
rebeldía.
A ser honestos Yukihiro no era de esa manera, pero sólo debían hacerle
alterar para que su buen y lindo comportamiento se fuese por el drenaje.
–¡¡PADRE, SON UNOS INJUSTOS!!– gritó por fin, impresionando a sus padres, quienes con ojos abiertos, veían el comportamiento de su hijo, muy poco visto. –¡¡SOLO ME QUIEREN PARA PRESUMIR CON SUS AMISTADES!!– gritó más fuerte aún. Pero más fortísimo fue el golpe que el padre de Yukihiro estrelló contra la mejilla del menor, para hacerle ver quién manda aquí.
–¡¡ES SUFICIENTE!!– Gritó el padre, quien más enojado que antes miró a su hijo, que tenía una mano sobre su mejilla, su padre nunca antes lo había golpeado. Estaba en shock. Incluso, la Sra. Kyoko quedó petrificada al ver la acción de su esposo. –¡¡¿Quién te crees que eres?!!– preguntó de manera autoritaria para continuar con su gran regaño –¡Tan sólo eres nuestro hijo, somos nosotros quienes velamos por ti! ¡DEBERÍAS ESTAR AGRADECIDO!– en éste momento, padre e hijo mantenían una guerra de quien miraba con más enojo al otro. –¡Sin música de ahora en más! ¿Entendido?– dijo, sintiéndose triunfador.
Yukihiro lo miró con odio, esperen ¿odio?. Sí, odio, nunca antes había sentido algo tan horrible. Si alguien te amputara un miembro de tu cuerpo, sólo por diversión, más que tristeza ¿no sentirían odio hacía ese ser sádico que ha de disfrutar de tu sufrimiento? ¿A qué si? Ahí tienen su respuesta.
–¡¿ENTENDIDO?!– preguntó de nuevo el padre, para asegurarse de haber sido escuchado.
–¡¡SI!! ¡¡TE ESCUCHÉ!!– le gritó y salió corriendo hacia su habitación. Y la cerró con seguro. Su padre seguro lo seguiría.
Y efectivamente el Sr. Takako se encaminó tras él, pero una madre, por muy estricta que pueda ser, su lado tierno materno florece.
–¡¡PADRE, SON UNOS INJUSTOS!!– gritó por fin, impresionando a sus padres, quienes con ojos abiertos, veían el comportamiento de su hijo, muy poco visto. –¡¡SOLO ME QUIEREN PARA PRESUMIR CON SUS AMISTADES!!– gritó más fuerte aún. Pero más fortísimo fue el golpe que el padre de Yukihiro estrelló contra la mejilla del menor, para hacerle ver quién manda aquí.
–¡¡ES SUFICIENTE!!– Gritó el padre, quien más enojado que antes miró a su hijo, que tenía una mano sobre su mejilla, su padre nunca antes lo había golpeado. Estaba en shock. Incluso, la Sra. Kyoko quedó petrificada al ver la acción de su esposo. –¡¡¿Quién te crees que eres?!!– preguntó de manera autoritaria para continuar con su gran regaño –¡Tan sólo eres nuestro hijo, somos nosotros quienes velamos por ti! ¡DEBERÍAS ESTAR AGRADECIDO!– en éste momento, padre e hijo mantenían una guerra de quien miraba con más enojo al otro. –¡Sin música de ahora en más! ¿Entendido?– dijo, sintiéndose triunfador.
Yukihiro lo miró con odio, esperen ¿odio?. Sí, odio, nunca antes había sentido algo tan horrible. Si alguien te amputara un miembro de tu cuerpo, sólo por diversión, más que tristeza ¿no sentirían odio hacía ese ser sádico que ha de disfrutar de tu sufrimiento? ¿A qué si? Ahí tienen su respuesta.
–¡¿ENTENDIDO?!– preguntó de nuevo el padre, para asegurarse de haber sido escuchado.
–¡¡SI!! ¡¡TE ESCUCHÉ!!– le gritó y salió corriendo hacia su habitación. Y la cerró con seguro. Su padre seguro lo seguiría.
Y efectivamente el Sr. Takako se encaminó tras él, pero una madre, por muy estricta que pueda ser, su lado tierno materno florece.
–¡Querido!– llamó y lo tomó de un brazo en vista de que iría tras su hijo –déjalo– dijo con amor, ambos sabían cuán importante era para su hijo la música.
Ambos padres asintieron y suspiraron.
–¡Yukihiro!, ¡Yukihiro! ¡¿me escuchas?! – llamó un compañero de
clases. Compañero que lo miraba con preocupación.
–¿Eh? ¡Si,
si! ¡¿Dime?!– respondió de pronto, salió de su recuerdo. El segundo recuerdo más
doloroso de todos.
–¿Estás
bien?– preguntó preocupado su compañero de clases.
–Sí, lo
siento, es que estaba pensando en algo– respondió con un poco de
sinceridad.
–Discúlpame, ¿qué me decías?– trató de evadir que éste
volviese a preguntarle cómo se encontraba ya que éste parecía querer preguntar
de nuevo.
–Oh
cierto, toma esto– le entregó un libro –el profesor me dijo que te
lo entregara a ti, para que tu lo devolvieses hoy antes de irte a tu casa– dijo;
yukihiro lo recibió y asintió, su amigo
volvió a preguntar pero Yukkie le dijo que sí, que no se preocupara.
Continuó con lo que comenzó a hacer pero debido a verse sumido en sus recuerdos detuvo toda acción. Borró todo el contenido de la pizarra, verificó que todo estuviese en orden alrededor de todo el salón y al darse cuenta que si, se dispuso a salir del aula, mientras cerraba sintió la presencia de alguien, que al darse cuenta de quién era, sólo habló tajantemente:
–¡Si vienes a agredirme de nuevo, hazlo mañana ya hoy no tengo tiempo!– lo miró esperando algún comentario, que no llegó en cinco segundos, así que se dispuso a ir a la biblioteca y luego ir a las seccionales de grado para dejar la llave del salón.
Continuó con lo que comenzó a hacer pero debido a verse sumido en sus recuerdos detuvo toda acción. Borró todo el contenido de la pizarra, verificó que todo estuviese en orden alrededor de todo el salón y al darse cuenta que si, se dispuso a salir del aula, mientras cerraba sintió la presencia de alguien, que al darse cuenta de quién era, sólo habló tajantemente:
–¡Si vienes a agredirme de nuevo, hazlo mañana ya hoy no tengo tiempo!– lo miró esperando algún comentario, que no llegó en cinco segundos, así que se dispuso a ir a la biblioteca y luego ir a las seccionales de grado para dejar la llave del salón.
–¡Espera!– lo
detuvo tomándolo del brazo, pero rápidamente lo soltó al ver la mirada de
desprecio que el chico de un grado menor que él, le había lanzado –lo
siento… no quise tomarte del brazo, sólo quería venir a disculparme… yo…– quiso
hablar pero Yukkie se volvió para mirarlo y con una sonrisa sarcástica lo observó,
esperando ver que diría. –Yo sé que no debí comportarme así pero…– y ésta
vez Yukkie habló.
–Pero
como soy popular me creo con el derecho de agredir a los demás y por si fuera
poco, organizar que todo el comedor lance comida sobre él, lo hice ¿verdad?– Dijo, de manera irónica
como si él fuese la persona que se estaba disculpando.
–No, no
lo digas de esa manera yo…– Y es aquí donde vemos que Yukikie es hijo de
sus padres, ya que no dejó terminar por segunda vez al chico, que intentaba
formar una excusa.
–Mira, lo que menos necesito en éste momento es escuchar tus falsas disculpas, por si no lo sabes, ¡tengo cosas que hacer!– dijo, dándole la espalda, pero el joven mayor caminó hasta quedar frente al menor y detener su paso.
–¡No son falsas!– reclamó la manera despectiva en la que Yukihiro había hablado –De verdad, ¡quiero disculparme contigo!– habló de manera seria.
–Bien, lo entiendo, y ahora… ¡Quítate de mi camino!– exigió; ¡Él tenía cosas que hacer!
–Mira, lo que menos necesito en éste momento es escuchar tus falsas disculpas, por si no lo sabes, ¡tengo cosas que hacer!– dijo, dándole la espalda, pero el joven mayor caminó hasta quedar frente al menor y detener su paso.
–¡No son falsas!– reclamó la manera despectiva en la que Yukihiro había hablado –De verdad, ¡quiero disculparme contigo!– habló de manera seria.
–Bien, lo entiendo, y ahora… ¡Quítate de mi camino!– exigió; ¡Él tenía cosas que hacer!
–Es más,
te invito a comer– Yukihiro escuchó la cosa más divertida del mundo
¿Él comer con uno de los populares? ¡AJAJAJA!
Hay que estar loco para hacer eso. Yukkie no aguantó la presión y comenzó a
reír sin parar. –¿qué te causa tanta gracia?–
preguntó, unos minutos después cuando Yukkie paró de reír pudo articular una
respuesta.
–Porque
tú, chico popular, eres muy divertido– Respondió, secándose las
lágrimas que brotaron al momento de reír –ahora, con tu permiso, debo
irme– pasó por un lado del mayor pero ¿adivinen? Éste lo detuvo de nuevo.
–Estoy
hablando en serio, ¡te estoy invitando a comer!– Dijo en el tono más serio
que en su vida haya utilizado. Y es que, no lo decía en broma, de verdad lo
estaba invitando a comer.
–Ya te
dije ¡Tengo cosas que hacer! ¡Debo devolver esto…– dijo, mostrándole el libro –… a la
biblioteca; y esto…– mostrando las llaves del salón –… a
seccional, para luego irme a mi casa ¿entiendes?...–
–Sip– sonrió pícaramente.
~*~KenKi in love~*~
–Bien, ¿qué vas a pedir?– preguntó
el invitante a ésta “deliciosa” comida.
*Menú*
-TONKATSU.
-SASHIMI.
-TAKOYAKI.
-SUSHI.
-TERIYAKI.
-UNAGI.
-YAKISOBA.
-SOBA.
-RAMEN.
–No
puedo creer que realmente haya aceptado comer contigo…–
dijo con arrepentimiento Yukkie, pero es que, tenerlo todo el día pegado, no
era un buena opción.
*En la biblioteca:
–Ven conmigo a comer, lo estoy diciendo en serio.– habló éste muchacho, quien lo siguió durante todo el trayecto.
–¡YA BASTA! ¡Deja de seguirme!– habló fuertemente en la biblioteca, recibiendo un
fuerte regaño de la bibliotecaria. –¿Ves? ¡Me
regañaron por tu culpa!– reclamó en
voz baja.
–Si hubieses aceptado antes no te habrían regañado.– se defendió de la misma manera que lo hace un niño
pequeño.
Yukihiro suspiró.
*En el pasillo camino a la seccional:
–¡Deja de seguirme!– se paró frente a él –¡¡Ya te dije que NO QUIERO IR!!– espetó con frustración –¿Qué parte de NO QUIERO IR no has entendido?– preguntó, él hasta ahora había sido la primera persona que colocara a Awaji en ese estado.
*En el pasillo camino a la seccional:
–¡Deja de seguirme!– se paró frente a él –¡¡Ya te dije que NO QUIERO IR!!– espetó con frustración –¿Qué parte de NO QUIERO IR no has entendido?– preguntó, él hasta ahora había sido la primera persona que colocara a Awaji en ese estado.
–Justo esa– dijo muy
fresco, sonriendo.
–¿Qué dijiste?– preguntó Yukkie al ver el descaro de ese muchacho.
–Sí, eso, no entendí tu “no quiero ir” no entiendo
porque no aceptas venir a comer conmigo– comentó, como si no fuese más que obvio que por su
culpa fue enviado a dirección.
–Bueno, “N” con la “O” dice: NO– comenzó como si le explicara a un idiota, cosa que
no era muy falso (según Yukkie en ese momento) –Y si agregas las letras “Q”, la “U”, la “I” dice:
QUI; pero entonces, si agregas unas letras más, las cuales son la Srta. “E”, la
Sra. “R” y el Sr. “O” dice: ERO; así que como niño inteligente, únelos y sería:
QUIERO; ahora, a nuestra colección de letras, unamos al novio “I” y la novia “R”
dice: IR. Completo es: ¡¡NO-QUIERO-IR!!– su paciencia se había agotado.
–Sí, sí, eso lo sé– dijo muy tranquilo, Yukkie sentía que se quería colgar de una soga –lo que no entiendo es ¿por qué?–
–Sí, sí, eso lo sé– dijo muy tranquilo, Yukkie sentía que se quería colgar de una soga –lo que no entiendo es ¿por qué?–
–Porque no me agradas, ahora ¡¡ADIÓS!!– y comenzó a caminar apresurado, NECESITABA quitarse
de encima a esa ladilla. ¿Saben lo que es ladilla, no? Si/no, Bueno, por si las
dudas, internet es un buen amigo.
Fue seguido de
nuevo.
*Frente a la
puerta de seccional:
–¡DEMONIOS! ¡¡DÉJAME EN PAZ!!– gritó sin medir siquiera donde se encontraba.
–¡YUKIHIRO!– llamó un profesor- ¿por qué está formando
alborotos, ¿qué no debería haberse ido ya?- Yukkie sólo se disculpó y miró con
enojo a su acosador de a gratis.
–Lo siento, sólo vine a dejar esto– le entregó las
llaves al profesor que había salido de la oficina tras escuchar el alarido de
Yukkie.
–Bien, venga a firmar por favor– Y yukkie entró, firmó y por si fuese poco, se
aguantó un regaño por parte de los profesores al saber que era él quien había
hecho semejante grito.
Fuera de ese
lugar, vio como aún ese muchacho extraño, aún lo esperaba.
–¿Qué no te has ido?– preguntó Yukihiro, ya casi sin ganas de hablar, éste
muchacho podía agotarlo incluso más que 20 niños de kínder juntos.
–Espero por ti para ir a comer– le respondió sonriendo.
–“¿Cómo es que no se cansa de insistir?”– Pensó Yukkie, mirándolo con desgano –bien, ¿si acepto comer, dejarás de seguirme a todos
lados y dejarás de ser la persona más molesta con la que me he cruzado?– preguntó yukkie, ya resignado.
–Sip– su sonrisa
fue de oreja a oreja– conozco un
lugar cerca de aquí, iremos en mi auto– dijo sin más. Yukihiro sólo asintió, quería terminar
con ésta tortura china.
–… Bien, comeré Teriyaki, por favor– respondió a lo que quería para almorzar.
Yukke sólo se limitó a subirse a su auto y sentarse a ordenar, no hablaba para
nada, salvo si el chico que hasta hora, era un desconocido y apuesto a que
ustedes, hermosas lectoras ya suponen quien es; le preguntaba algo.
–Okay~– dijo alegre y pidió para él un plato de Sashimi y un
poco de Sushi. El rato que estuvieron esperando la comida, el invitante intentó
formar una conversación. –Sé que te gustará, suelo comer muy a menudo aquí. –
–Eres la persona más molesta que he conocido
en mi vida– “Un gracias
bastaría”, pensó el mayor; Yukkie necesitaba descargar su estrés y aquí lo
haría –¿cómo pudiste
seguirme todo ese tiempo? ¡¡Eres un fastidioso!!– le dijo cara a cara, se sentía frustrado,
sintió que cayó bajo al aceptar comer con él sólo para sacárselo de encima.
–Oh, lo lamento, no quería que pensaras así de
mí, sólo quería que aceptaras comer conmigo como una disculpa de mi parte– dijo disculpándose de nuevo.
–Sí, eso lo entiendo completamente pero ¡No
quería venir y tu sólo me seguiste por todo el instituto!– le reclamó mirándole –¿Cómo esperas que acepte así como así ir a
comer con alguien con quien nunca he hablado? y por si fuera poco, que tiene
cosas en mi contra sin saber por qué– si, Yukkie estaba descargando su frustración, se
sentía enojado.
El acosador personal de Yukihiro se sintió incomodo al escuchar: “… tiene cosas en mi contra…”
El acosador personal de Yukihiro se sintió incomodo al escuchar: “… tiene cosas en mi contra…”
–Oye, yo no tengo nada en tu contra…– Yukkie lo detuvo. Para hablarle un poco más
alto.
–Si es así ¿por qué cuando te pedí que nos
dejaras en paz?; tú sólo me tomaste y me golpeaste contra la pared de nuevo. Y
luego, tu amiguito vino a empeorar todo.–
–En serio lo lamento, Hyde es un pesado y tuve
que calarme su mal humor, yo sólo estaba ahí de pasada y te vi; me sentí
enojado porque siempre que mi amigo te molesta tu lo ignoras y su humor es tan
bipolar que cambia rápidamente. Y en serio tuve que aguantar su mal animo ¡¡Es
frustrante!!– dijo, diciendo la verdad. Yukuhiro sintió que
estaba tratando a la persona más descarada de su vida.
–Sí, ¡tan frustrante como el hecho de que me
siguieras por toda la escuela! Y por si fuera poco, fui a la dirección gracias
a tí.– dijo y ambos
se quedaron callados, el camarero llegó con los pedidos y los miró raro, por lo
que ninguno dijo nada más. El invitante comía con buen apetito pero Yukihiro
sólo miraba la comida y a los alrededores del local. –Tengo una pregunta que
hacerte. – dijo sin más. Tenía esa duda y odiaba no saciar su
curiosidad.
El otro sólo lo miró y preguntó: –¿Qué cosa es? –
–¿Cómo te llamas?, ¿Quién eres?, ¿Por qué
sabes tú mi nombre?– El muchacho sonrió y con todo lo de la incomodidad,
había olvidado presentarse.
–¿Qué no dijiste que sería una pregunta?– dijo, llevando a su boca otro pedazo de sushi. Casi ignorándolo. Su comida estaba deliciosa.
–¿Vas a responderme o no?– dijo un poco tajante.
–¿Qué no dijiste que sería una pregunta?– dijo, llevando a su boca otro pedazo de sushi. Casi ignorándolo. Su comida estaba deliciosa.
–¿Vas a responderme o no?– dijo un poco tajante.
-Está bien ya que olvidé presentarme, soy Kitamura Ken
y…– de pronto se
detuvo y lo miró –¿no sabes mi nombre?– miró a Yukkie sorprendido.
–Si lo supiera no lo hubiese preguntado ¿no
crees?– respondió
tajante.
–Sí, pero soy el guitarrista de la banda del
instituto. Casi todos saben quién soy.–
–Tú lo dijiste, casi todos. – respondió de manera fría. –Pues, yo no.– dijo mirando a otro lado. – Dime ¿cómo sabes
mi nombre?- preguntó de nuevo volviendo su vista a él.
Ken había notado que Yukkie no había tocado lo que
pidió y eso le incomodaba. –bien–dijo con una idea en su cabeza –No has comido nada, si comes, te digo; sino,
olvídalo– propuso
triunfante. Yukihiro pensó en que él no era quien para decirle eso, pero en
vista de que en serio quería saber, es que no podía sacarse eso de la cabeza.
–Está bien, comeré cinco bocados y tú me
respondes una pregunta ¿okay?– hizo condición, odiaba sentirse doblegado por
otros. Ken aceptó. Yukkie los comió lo más rápido que pudo y preguntó de nuevo
–Entonces dime ¿cómo sabes mi nombre?– Ken eran experto en molestar a los demás, así que
eso continuó haciendo.
–¿Por qué estás tan interesado en saber cómo
sé tu nombre?– Yukkie sintió que quería golpearlo.
–¡Respóndeme!– insistió.
–Bueno, lo sé ya que…– un teléfono empezó a repicar, ese era el de
Yukihiro, y al Yukkie observar el nombre en la pantalla de éste, le entró un
pánico nada normal.
–Lo siento, debo irme– dijo casi aterrorizado; se levantó sin decir
nada más que eso y salió corriendo del lugar. Él definitivamente había olvidado
que debía regresar de una buena vez porque sino sus padres no levantarían el
castigo. Al estar fuera del restaurant tomó la llamada –¿Hola? ¡Madre! ¿Qué ocurre?– preguntó, aparentando que todo estaba bien,
pero estaba muriéndose del miedo por dentro –Justo voy camino a casa, es que tuve que
quedarme un poco más de tiempo, ya que yo siempre tengo que estar pendiente de
que todo esté bien en el salón al salir. Soy el delegado.– explicó, diciendo la verdad a medias y
agregando cosas, mientras intentaba llegar pronto a la parada.
Ken había quedado extramente molesto porque Yukihiro
lo dejó así como así, pero a la vez preocupado porque aunque no conociera en lo
absoluto al chico ese, simplemente no es normal que las personas al recibir
llamadas se vayan de esa forma.
~*~KenKi in love~*~
A la mañana del miércoles, como todos los días, Yukihiro fue el primero
que hubo llegado al salón, tal cual día a día. Lo que éste no se imaginaba era,
que alguien a quién él no tenía ganas de ver, estaba esperándole frente a la
puerta de su salón. Yukihiro bufó molesto.
–¿Por qué ayer te fuiste y me dejaste solo en el restaurant? – reclamó
con cara lo suficientemente seria. Yukihiro quien estaba parado frente a él, lo
observó durante unos segundos en silencio y con un tono tosco, le respondió.
–Creí haberme disculpado, tuve que irme. – afirmo y de ésta manera
intentó entrar al aula, más el otro muchacho se lo impidió tomándole la mano.
Yukihiro rápidamente subió sus ojos y lo fulminó con los mismos –¡Déjame en
paz, por amor a Dios!–exclamó frustrado. –Ayer me seguiste por toda la escuela
para ir a comer contigo y te complací ¿qué demonios quieres ahora? – preguntó
con evidente enojo.
–Tú no comiste, te fuiste sin si quiera probar la comida. – le corrigió
Kitamura. Yukihiró trató de respirar profundamente.
–Si comí ¿lo olvidas? – preguntó – cuando me dijiste tu nombre, yo antes
había comido para que me dijeras tu nombre– Yukihiro no era tan tímido como todos
pensaban, no cuando estaba molesto. Ken también le miró un poco molesto.
–Almorcemos hoy juntos– ofreció, Yukihiro no pudo creerlo.
–¡Oh santo Dios! – exclamó de nuevo– ¿Qué parte de que NO ME CAES BIEN,
no has entendido? – preguntó con fastidio.
–Te esperaré en la terraza– dijo sin más y se fue.
–¡Jah! ¿Quién demonios se cree que es? – se preguntó a sí mismo, pero
como él tenía dignidad, no iría.
Cerca de ellos se hallaba un chico, chico al cual no le agradó mucho la
idea de que ésos dos comieran juntos. No diría nada, si no era necesario.
Las clases comenzaron tranquilamente y el mal humor de Yukkie era tan
obvio que el profesor se preocupó.
–¿Se encuentra bien Awaji?– le preguntó, pero éste intentó sonreír, acción
que fue nula, ya que se notaba era forzada; y asistió con su cabeza. –Si no se
encuentra bien, debería ir a la enfermería– le ofreció, más Yukkie se negó.
Las clases terminaron y la hora del almuerzo ya estaba allí. Durante las
clases se preguntó si ir o no ir, creía que si iba cabía la posibilidad de que
ése muchacho conocido ahora como Ken le persiguiera de nuevo y el solo hecho de
tenerlo como el día de ayer lo aterraba.
Un rayo pasó por su espina dorsal al pensar en esa posibilidad, pero aún
así, no iría. No tenía por qué ir.
~*~KenKi in love~*~
–Chicos, regreso en un momento.– avisó Ken. Sakura quien lo había visto en la mañana
invitar al chico sabelotodo a almorzar le habló.
–¿A dónde vas?– preguntó.
–Al baño– respondió tranquilamente Ken.
–Sakura, Ken no se va a perder– bromeó Hyde. Y quienes se hallaban ahí, a
excepción de Sakura rieron.
–Cierto, no voy a perderme– agregó y salió de la cafetería rumbo a la
azotea.
Veinte minutos pasaron y Yukihiro nunca llegó. Ken estaba muerto en
cólera. Salió de allí caminando como alma que se lleva el demonio en busca de
él, caminó hasta su aula y aún no se encontraban ahí y siguió caminando por los
pasillos y desde una ventana lo vio, riendo con sus amigos; el chico y la chica
que el día anterior se encontraban con él y otros allí que no conocía.
Llegó hasta él, lo tomó del brazo y trató de alejarlo pero Kishi, el
guardián de Yukihiro, eso era lo que Ken pensaba de él, lo detuvo.
–¡Déjalo! – exigió ya irritado. ¿Por qué demonios ellos no se alejaban de
una vez por todas?
–¡Tú no te metas!– le gritó el chico del grado mayor, soltándose
bruscamente del agarre de Kishi Enomoto. Y al instante de eso se llevó consigo
a un pelilargo que estaba asombrado; mismo quien no tardó más tiempo en
reaccionar y unos segundos después también bruscamente se soltó del fuerte e
incomodo agarre del mayor.
–¡¿Quién demonios te crees que eres?!– le escupió en la cara de una vez.
En esta ocasión no sería más educado con él, no tenía porqué, el chico más alto
no lo había sido en todo este tiempo.
–¡¿Por qué no fuiste?!– exigió saber –¡Me quedé todo este tiempo
esperándote!– la mirada de Ken era penetrante, no había cosa que odiara más que
le dejaran plantado. Bueno, si había, escuchar una guitarra desafinada, pero
ése era otro asunto.
–¿Pero qué…?– Yukkie miró a otro lado tratando de procesar la
información, pero simplemente no podría creerlo. ¿Él en serio lo había
esperado? –¿Qué te hizo pensar que iría?– volvió su vista a él y preguntó sin
más.
–¡Te dije que te esperaría! ¡DEBISTE IR!– le alzó la voz, cosa que solo
hizo enfurecer más y más a Yukkie.
–Por un demonio, ¿quién eres para decirme que hacer? y encima, ¡gritarme!–
la mirada de Yukkie también era penetrante.
Ken enfureció más si eso era posible, lo empujó contra la pared y acercó
sus labios lentamente a su cara, Yukkie tragó saliva ¿quién se creía? Intentó
empujarlo pero Ken no se apartó.
–¿Sabes quién soy?– le preguntó con voz gruesa. Yukkie negó con su cabeza
y respondió:
–Tampoco me interesa.– e intentó apartarlo una vez más, pero Ken permaneció
allí como tronco. –¡Quítate!– le pidió. Y al ver que éste no se movió golpeó su
pecho. –Maldita sea, quítate de una bue…–
Ken golpeó la pared a un lado de su cabeza y lo miró por unos segundos.
Yukkie pestañó incomodo.
–Si no quieres conocerme, ¡No me provoques!– con rabia lo soltó. Pero
Yukkie no se movió de allí, lo estaba mirando. Él no entendía. Ni un genio en
las matemáticas como él podía entenderlo.
–¿Qué quieres de mí?, ¿Qué quieren tus amigos y tu de mi?– preguntó con
calma. –No entiendo. ¿Por qué me molestan de ésta manera? ¿Por qué te empeñas
en que coma contigo?– preguntaba sin detenerse –¡¿Qué demonios quieres?!–
exigió por último.
En ese momento Kitamura recapacitó. No sabía porque actuaba así. Él no
era así ¿qué le estaba pasando?
–¡Respóndeme! ¡¿Qué quieren?!– preguntó por segunda vez.
Alejados de ellos los amigos de Yukihiro los observaban. No entendían que
pasaba. ¿Había algo entre esos dos? Pero decidieron no meterse, o más bien,
obligaron a Kishi a no meterse entre ellos.
Ken lo observó en silencio por un momento y sin responder se fue. Dejando
allí a Yukihiro confundido como nunca antes. Quizás eso que ese día a Yukihiro
le había ocurrido no era tan común.
~*~Nota de autora~*~
Bueno~ Espero les guste, estoy consciente de que no soy la mejor escribiendo pero, hago mi esfuerzo. Comenten~
LeisyTown~ espero que más que todo te guste a ti, que te lo dedico a ti. :3
LeisyTown~ espero que más que todo te guste a ti, que te lo dedico a ti. :3
¿Comentarios? -> :3
Prometo ir mejorando poco a poco >o<
Prometo ir mejorando poco a poco >o<
OH DIOS MIO!!
ResponderEliminarMe encanto, me encantan todos los personaje y creo que me partió Ken ♥ _ ♥
Sigue escribiendo ¬¬
Ya quiero ver la continuación T.T
Graaaacias, en serio me encanto :D
LoveU Girl Keep writing :*
Me gusto, me encanto Ken es tan terco y akjdksjldskf ..
ResponderEliminarBy: Erli.
me encanto!! >.<
ResponderEliminarEsa discusión de Ken y yukkie *w* esperaba un "now kiss" XDDDD Creo que es muy pronto u.u XDD
"esperaba un "now kiss"
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJAJ
Sabes, yo pensé en colocarlo, pero... soy de las chicas que no le gustan las cosas apresuradas x_x Por éso le doy como su tiempo a todo(?).
Pero honestamente no creo que falte mucho tiempo. /SpoilerON/
Jajaja!
Gracias *0*
Trataré por todos los cielos de actualizar lo más pronto posible. >3<
¡Gracias ;A;!