Título: En un día de lluvia.
Versión: Shoujo.
Autora: Athena Leciel.
Parejas: Allen/Arien. (Personajes propios).
Parejas: Allen/Arien. (Personajes propios).
Género: Romance, Medio-Humor.
Advertencia: Ésta historia posee una versión yaoi, publicada aquí mismo en el blog, escrita por mí misma.
Extensión: One-shot.
Estado: Terminado.
En un día de lluvia.
–Arien– llamó desde la cocina.
–¿Uh?– respondió casi por inercia.
–¿Qué haces?– preguntó intrigado al verla
allí, sobre el sofá, acurrucada con su rostro pegado a la ventana ofreciéndole
toda su atención a lo que sea que le inspirara curiosidad, como lo hace un niño
cuando ve un juguete nuevo que ha de querer.
–Viendo la lluvia caer– respondió con
simpleza en un tono voz pacífico. Quien formulaba el cuestionario se acercó a
ella, parándose a su lado observando su rostro, analizando su amansado perfil.
Blanca, muy blanca con un ligero sonrojo. Sonrió.
–¿Qué no es eso un poco deprimente?–
cruzándose de brazos, la interrogada no había notado que Allen, su amado,
estaba justo a su lado mirándola con una sonrisa embobada.
–Uh oh– negó, con su vista aún, en las gotas cayendo.
–¿No lo crees?– caminó hasta posarse tras
su espalda y abrazarla, guiando sus brazos por el cuello de la mayor,
dejándolos caer en su pecho; movimiento que sobresaltó a la misma; Arien quien
se sorprendió al sentir el tacto del menor, respondió su abrazo con dulzura y
parsimonia, dejando reposar su sonrojada mejilla en el brazo moreno que pasaba
por su pecho, haciendo un suave movimiento que indicaba caricia, una dulce
caricia.
–Nope, no lo creo– dijo en tono infantil.
–Yo si lo creo– buscaba la manera de
molestarla un rato, había estado muy tranquila toda la mañana.
–Pero yo no– negó nuevamente. El moreno
sonrió.
–En las películas, siempre que llueve, es
porque algo triste pasó– intentaba molestarla, para él quizás si fuera un poco
triste ver la lluvia caer. O tal vez era sólo la impresión que habían dejado
las escenas de la película que ambos habían visto la noche anterior. Pero para
ella, era algo mágico, era la magia de la naturaleza.
–Allen, eso es solo algo que te muestra la
película, esto es la vida real y es más lindo– dijo casi en tono caprichoso,
como lo haría un niño cuando intentan quitarle algo que le pertenece y no
quiere entregarlo. Quizás ella sentía que Allen quería quitarle esa paz al ver
la lluvia caer, pero no lo permitiría porque le pertenecía.
Allen sonrió, subiendo su cabeza, para
dejarla reposar sobre la de Arien y ambos, mirar a través de la ventana.
La lluvia caía a su propio ritmo, el
viento le invitaba una pieza y el agua al ser invitada, le concedía el honor de
danzar con elegancia y ofrecer tal escena a todo aquél, que en ése momento le
otorgara toda su atención.
Las gotas iban de un lado a otro, el
viento las llevaba y las traía; el sol de lluvia, desde las alturas, brindaba
el brillo más radiante. La vista era increíble. Ambos sumergidos en tal
espectáculo.
Hermoso era, poder observar como esa capa
blanquizca tomaba una extraña, pero fascinante tonalidad, el reflejo de cada
rayo de sol, en cada gota de agua, lo hacía como parte de un ensueño en el más
amable cuento de hadas.
Puesto a que era la simpleza de la
naturaleza, en su máxima expresión, la que podía brindarle al mundo entero algo
tan lindo como éso.
–Para mí, es hermoso– en las pupilas de la
hermosa muchacha, podía verse reflejada la ilusión que inspiraba ésa danza natural.
–De hecho lo es– dijo él, dándole la
razón. Ella victoriosa sonrió y hasta emocionada, de compartir sencillas
emociones con la persona que amas, es una gran dicha, tanta como la ternura que
la lluvia, provocaba en ella esa mañana –Pero…– se separó de ella y entonces
por primera vez en todo el momento, la chica pálida de labios rosados, desvió
su mirada al girar su rostro para ver a Allen –¿Tú no lavaste la ropa ésta
mañana?– preguntó él.
–¿La… ro-pa?– esa mañana, ella había
lavado toda la ropa que ambos, habían usado en la semana, además de haber
aseado su casa. La casa que ambos compartían, no estaba casados, pero vivían
juntos –¡¡LA ROPA!!– corrió lo más que pudo y fue a la parte trasera de la
casa, a tratar de rescatar todo el esfuerzo, que ahora era esfuerzo perdido. –¡Dios,
Dios, Dios!– exclamaba una y otra vez mientras iba en camino –¡¿Cómo pude
olvidarlo?!– desde la sala de la casa, sólo se escuchaban las carcajadas de
Allen, quien antes de todo, había recogido la ropa de los tendederos.
Al llegar al patio trasero descubrió que,
no estaba y entonces aterrada miró por todos lados y visualizó el montón de
telas de diferentes colores apilados en una silla y supo que él lo había hecho
con la intención de molestarla, regresó a la sala y lo vio reírse,
descaradamente en su cara.
–Te mataré, Allen– amenazó, abalanzándose
sobre él, golpeándole suavemente, mientras él solo evitaba sus golpes mientras
reía y se burlaba de ella.
–Eso es lo que tú crees– hizo fuerza para
quitársela de encima y salir corriendo. Ella fue tras él, iba a matarlo. Él se
encerró en el baño mientras continuaba carcajeándose de ella.
–Sal de ahí, Allen– golpeaba la puerta del cuarto de baño.
–Sí, ahí mismo que salí; estando tú ahí,
amenazándome, ya está que salí.– agregó mientras se reía de ella –Tú si eres
tonta, ¿qué harías sin mi?– seguía riendo tan fuerte como podía–tonnntaaa~~–.
–Allen… no me provoques– dijo ella haciendo
pucheros. Que él, por estar dentro del baño no podía ver, pero en la mente de
ella, una idea se formulaba. Oh si, se vengaría.
–¿Sí?, ¿Y qué me harás?– preguntó él. Pero
no recibió respuesta de ella –Arien~– llamó, esperando una respuesta.
–Nada…– rió maliciosamente.
–¡¡AHH!!– fue la prueba. –¡ARIEN!– gritó
él, ella comenzó a reír.
–Te dije que no me provocaras– ella
escuchó la puerta del baño abrirse y en menos de unos segundos, frente a ella,
estaba él empapado, de agua fría de la nevera. Que ella había tomado para
lanzarla a través de la ventanilla del baño.
–Eres tú, quien va a morir– entonces ella,
al escuchar esas palabras emprendió la carrera a la parte delantera de la casa.
–Jajajaja, te dije que no me provocaras– y
él la alcanzó, abrazándola por la espalda, mojándola con su ropa húmeda –¡No!,
¡Déjame, estás mojado!– pedía ella, estando dentro de los brazos de él.
–Pues, no, no te dejaré– la estrujó más,
pegándola a su amplio pecho.
–¡Argh!– ella forcejaba removiéndose,
intentando escapar de sus fuertes brazos. –¡Vamos, quítate!– seguía luchando
contra él, entre risas y carcajadas. El momento se prestó para toda clase de
bromas entre ellos, se golpeaban, se mordían, luchaban por ver quién era más
fuerte que quien, todo eso, mientras la lluvia caía.
Luego de tanta lucha por parte de ambos,
habían quedado cansados y exhaustos. Acostados en el piso, descansando Arien
tenía su cabeza sobre el pecho de su amante, mientras él le acariciaba el cabello.
–Gracias~– susurró ella.
–¿Por qué?– preguntó él, viendo como poco
a poco iba escampando.
–Por recoger la ropa– dijo entre pequeñas
risas.
–Jajaja, ¿Ves?, ¿Qué te harías sin mí?–
preguntó él, recibiendo un golpe por parte de la mayor –Ouch– río suave ante
tal gesto por parte de su amada.
–No alardees– dijo caprichosa.
–Mira– señaló el cielo. Ella llevo su
profunda vista a donde el dedo índice del otro lo indicaba.
–¡¡Woah!!– se sentó de golpe para ver
mejor, en el cielo, como si de una pintura en lienzo se tratara, hecha por el
más ágil y talentoso pintor, el arcoíris se mostraba resplandeciente con sus
colores en sus mejores tonalidades.
Eran tan nítidos cada color, haciendo un
perfecto arco que era como si estuviera cayendo de verdad, como si en realidad
siguiéndolo con la vista se pudiese encontrarle fin y llegar hasta la olla de
monedas de oro.
–Es hermoso ¿verdad?– la abrazó de la
cintura, acercándola a él.
–Uh hu– dijo, sonriendo –¡Es hermoso!– dijo
emocionada.
–Tan hermoso como tú– dijo él con cariño,
provocando que el sonrojado rostro de la muchacha, tomara un color más profundo
aún. Ella volteó para verlo, para encontrarse con su mirada indescifrable. Y
lentamente sus rostros fueron acercándose.
Cuando se está enamorado, muchas palabras
están de más. El amor, es como un segundo lenguaje, es de hecho un idioma, que
solo las personas que verdaderamente profesan con fervor ése maravilloso
sentir, pueden llegar a comprenderlo. Ellos definitivamente entendían muy bien
ése idioma ya que, ésa mirada solo bastó para que sus labios se unieran, puesto
a que era amar algo tan simple, que al
ser expresado de manera tan sincera en un día normal, en un día de lluvia; era
la más preciosidad natural.
Fin~
Espero les guste >3<
La razón por la que decidí hacer versiones shoujo es porque hay personas
sé les gustaría leer mis historias pero no disfrutan del yaoi, así que hago las dos versiones.
Yaoi y shoujo. Y aprovecho de una vez para publicarlas acá (las versiones shoujo).
Espero sea de su agrado para quienes lo leen~
Espero les guste >3<
La razón por la que decidí hacer versiones shoujo es porque hay personas
sé les gustaría leer mis historias pero no disfrutan del yaoi, así que hago las dos versiones.
Yaoi y shoujo. Y aprovecho de una vez para publicarlas acá (las versiones shoujo).
Espero sea de su agrado para quienes lo leen~